” Lacan, J. " El amo y la histérica", LII, El reverso del psicoanálisis, S. XVII. Paidós, BBAA 1992, pp 29-31.

 " En efecto, nada indica cómo impondría el amo su voluntad. Lo que está fuera de duda es que hace falta un consentimiento (...) Así pues, la experiencia psicoanalítica pone en el centro, en el banquillo, al saber. (…) Lo que permite muy bien mostrar el poco alcance que tiene la incidencia de las escuelas es que la idea de que el saber puede constituir una totalidad es, si puede decirse así, inmanente a lo político en tanto tal. Esto hace mucho que se sabe. La idea imaginaria del todo, tal como el cuerpo la proporciona, en lo que, en el límite, constituye una esfera, siempre fue utilizada en política, por el partido de los predicadores políticos. ¿Puede haber algo más bello, pero también menos abierto? ¿Puede haber algo más parecido a la clausura de la satisfacción? (...) Es singular ver que una doctrina tal como la instauró Marx, articulada en función de la lucha, la lucha de clases, no impidió que de ella naciera algo que es, por el momento, el problema que a todos se nos presenta, a saber, el mantenimiento de un discurso del amo. 

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