Con este post concluimos el trabajo del
Curso. Nos volvemos a encontrar luego de nuestras vacaciones de verano.
Buena lectura y los esperamos a todos en
septiembre.
¡Hasta entonces!
Conversaciones sobre
bioética y otras cuestiones
Shula
Eldar – Patricia Heffes
En el mes de junio, mantuvimos una amable charla con el médico Antoni
Sitges Serra, catedrático de cirugía, quien ejerce como cirujano en el Hospital
del Mar. Un artículo suyo, citado por
Susanna Vendrell en una reunión de
trabajo del Grupo de Investigación, llamó nuestra atención. A raíz de
ello le propusimos un encuentro.
Intercambiamos ideas y experiencias, y nos centramos sobre la posición
del médico en la “feria del mundo hipermoderno”, un mundo dominado por la tecno-ciencia.
-
Comenzó diciendo…
El punto de partida: la intuición seminal de Heidegger. El pensamiento
científico como una nueva fe que pone en tensión y tiende a borrar los límites
entre lo que es creencia y lo que es
ciencia. Para el científico la ciencia que se convierte en creencia va
perdiendo lo que le es propio. Los ciudadanos confían en los médicos y esto es
sintomático de nuestro tiempo donde la
ciencia ha llegado a convencer hasta el punto de creer que la ciencia abre el
camino hacia la inmortalidad, como dejan entrever muchas veces la TV, la
prensa, etc.
-
¿Se pide entonces un acto de fe?¡Interesante
recordar que Lacan dijo que la fe es la feria!1
Los aliados de la ciencia en el momento actual podrían ser: la crisis
religiosa, el auge del capitalismo, la falta de sentido, la crisis política… es
un momento en el cual la ciencia puede asumir el prestigio social y ser un referente para el ciudadano que no confía
en ninguna institución. De manera que, además de los problemas inherentes a la
ciencia, hay factores de entorno: la mercantilización, el consumo. La ciencia
ofrece cosas, ha evolucionado hacia una tecnificación progresiva que va
sustituyendo a lo ideológico, el hombre se abraza un poco a ella.
-
“Pero lo real real, si puedo decir es aquel al que
podemos acceder por una vía precisa que es la vía científica…la de las pequeñas
ecuaciones. Ese real es el que nos falta completamente….”2
La ciencia ha dado un salto enorme desde la segunda mitad del siglo xx.
El bagaje de conocimientos que nos llega a los médicos se ve ampliado por las
ciencias básicas, muy importantes para entender la enfermedad. Los programas de
estudio de medicina se han ido impregnando de biologización. El movimiento
biologista crece hacia finales del siglo
XX y la medicina se ve castigada por una tradición muy biológica, que
cuantifica y encierra a la medicina entre la numerología y las pruebas
biológicas.
El movimiento de la medicina basada en la evidencia (MBE) comienza cuando
se intenta situar las cosas a partir de alguna prueba-evidencia fiable. Esto
pone en juego, en un primer momento, el hecho que los médicos deben tratar a
sus enfermos a partir de conocimientos más correctos. Pero, en la generación de
conocimiento existe, también, el riesgo de que haya conocimiento que se genera
de forma interesada, precipitada, errónea. La MBE nace con la idea de
seleccionar aquella información obtenida con métodos fiables. Pero, a la vez,
relega mucho el papel del clínico.
-
“En la medida en que las exigencias sociales están
condicionadas por la aparición de un hombre que sirve a las condiciones de
mundo científico, dotado de nuevos poderes de investigación y de búsqueda, el
médico se encuentra enfrentado con problemas nuevos.” 3
El que sufre un poco más de esto es el médico que intenta personalizar la
medicina en su paciente y eso es uno de los dilemas actuales. Tenemos un cuerpo
de conocimientos que hay que aplicar en situaciones concretas y esto va bien y…
a veces, no tanto.
La MBE ha traído consigo más rigor, filtra los conocimientos que se
generan a partir de la industria. Pero, el problema aparece cuando el protocolo
se fosiliza, este intento de fijar la asistencia médica es la parte negativa.
Lo positivo es que se han relegado creencias o prejuicios, un trabajo de poda
sano. Por otro lado, esto ha traído consigo una rigidificación de la medicina
que en muchos aspectos ha sido potenciada por la industria farmacéutica que la
ha contaminado con intereses de mercado. La MBE es un movimiento esencialmente
académico pero corrompido, últimamente, por algunos intereses comerciales.
Muchos ensayos clínicos están mercantilizados… El ensayo clínico es un hecho
potente que está destinado a racionalizar el tratamiento. Pero, si el médico no
tiene una mínima flexibilidad para aplicar el protocolo a los pacientes la experiencia clínica es un desastre. Al
final, la MBE que relega el papel del clínico para potenciar el ensayo clínico
randomizado se da cuenta que quien dice si el ensayo clínico randomizado está
bien hecho es el clínico. Con ello se vuelve a revitalizar el papel del
clínico, del hombre que no se vende al ensayo clínico sino que lo critica.
Esto conecta con la formación. En
EEUU se piensa en volver a admitir a gente que viene de las humanidades.
-
“El médico es requerido en la función de científico
fisiologista, pero sufre también otros llamados…es en el registro del modo de
respuesta a la demanda donde está la posibilidad de supervivencia de la
posición propiamente médica.” 4
Los estudiantes desde hace ya dos décadas reciben las dosis de
conocimiento como quien abre el ordenador y le da al ratón. Es muy raro que los
estudiantes hagan una pregunta, increpen
al docente. Los estudiantes actuales son pasivos. Necesitamos en las facultades
gente que frente a determinadas realidades sean capaces de expresarse
críticamente.
Y a nosotros nos toman como herejes…Quien sale un poco del sistema es un
hereje. En mi campo que es el de la cirugía el abuso tecnológico es notable.
La industria es un lobby muy potente y juega sobre la promesa de
inmortalidad.
Cuando la sociedad goza de los
mejores niveles en cuanto a resultados científicos entonces: ¡todos
medicalizados o mejor: todos enfermos! Médicos “a sueldo” exponen
resultados positivos y ocultan el lado oscuro de la medicación, en favor del marketing.
El imperio del cinismo sobre nuestra civilización!
La MBE se encuentra con una patología. Se la disfraza, varios expertos hablan
de un medicamento salvador y así adquiere valor sagrado. La fe en la ciencia la
coloca en el lugar de una religión, la religión de nuestros días. Y como tal,
deja a los fieles presos en la creencia, obligados a renunciar a sus propias
ideas y por tanto, pasivos frente a su acción.
Sin embargo, existe una red de asociaciones y personas que ya están
trabajando contra este fenómeno de nuestro tiempo llamado: medicalización
social. Basta con entrar en Internet o buscar en las librerías para
constatarlo.
Notas:
1-
Lacan, J. “El
triunfo de la religión”, p.95, Ed.Seuil, 2005
2-
Ibid. P.93
3-
Lacan, J. “Psicoanálisis y medicina”, Escritos, Ed. Siglo XXI, p.89
4-
Ibid., p.90
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