miércoles, 29 de febrero de 2012

¿FORMACION SOBRE TRASTORNOS DEL APRENDIZAJE O AVISO PARA NAVEGANTES?

Dolors Viqué
El Departament d'Ensenyament “propone” una formación para EAPs y CREDAs sobre trastornos del aprendizaje. La formación se presenta en un formato de tres días: mañana y tarde.

La primera ponente, situada en el discurso médico, presenta una serie de sintomatologías que, obviamente, ya conocemos los profesionales que acudimos a esta formación.

La primera cuestión que se nos presenta es la del abordaje de los trastornos del aprendizaje desde las neurociencias y cómo articular esto con el discurso educativo y psicopedagógico, que es desde donde los profesionales asistentes estamos trabajando.

De alguna manera este discurso, el médico, condiciona e incomoda, ¿por qué no decirlo?, profundamente a muchos profesionales asistentes. Quizás por el desconocimiento que en no pocas ocasiones se desprende de los contenidos que se están impartiendo respecto a las tareas que llevamos a cabo los psicopedagogos en las escuelas e institutos.


El choque es mayor aun dado que las primeras ponentes ejercen sus funciones en uno de los hospitales con más prestigio de Catalunya en la atención a niños y adolescentes. Se nos habla a partir de una plataforma de prestigio y también se nos plantea como el lugar de la “verdad” de la evidencia científica; evidencia que según ellas está fundamentada en numerosos estudios neurocientíficos, -curiosamente todos en lengua inglesa-, que nos hacen aparecer uno tras otro en presentación power point, al modo de “ver para creer” y creando justamente lo contrario: por mucho que se mirase, no, no se veía ni se entendía nada.
El efecto en muchos de nosotros era aplastante y no dejaba mucho margen al diálogo, ya que, “pobres psicopedagogos ¿qué sabremos nosotros sobre las neurociencias y la medicina y la genética y la interpretación de tantas y tantas pruebas como: tomografías, resonancias magnéticas, pruebas genéticas y un largo etc. sin fin?”.

Eso sí, nos piden fe, fe en las neurociencias, en los tratamientos farmacológicos que, “como en la gripe”, ya se sabe, hay que tratar los síntomas. Pero ¿y las causas? Eso no es cosa nuestra, es cosa de los médicos.1

Nosotros habremos de trabajar desde la psicopedagogía y los maestros desde la pedagogía para completar estos tratamientos farmacológicos de los que apenas se habló, ni tampoco de los efectos secundarios (alucinaciones, alteraciones del sueño, apetito, dolores abdominales...) que padecen los niños que se someten a estos tratamientos, y a los que se confrontan muy a menudo las familias, los profesionales de la educación y sobretodo los grandes protagonistas, y a la vez los grandes olvidados de esta formación: los propios niños y adolescentes.

Curiosamente, a pesar de situar el problema en el mal funcionamiento del cerebro (lóbulo frontal, funciones ejecutivas), los documentos que se nos presenta solo desarrollan aspectos de intervención psicopedagógica y pedagógica. Se evidencia una omisión sospechosa acerca de los productos farmacológicos para un público enmudecido ante tanta evidencia científica.

Ciertamente, salimos de allí con la idea (¿a modo de viejo eslogan marxista?) “todo para el niño pero sin el niño”. Casi nos podríamos atrever a añadir también: sin las familias y sin los maestros. Ya dijimos antes dónde está el saber.

Tanto es así, que nos encontramos ante educandos que se convierten a través de la mirada neurocientífica en pacientes, enfermos que no saben leer ni escribir y que presentan comportamientos di-sociales, impulsividad, falta de auto-control, dificultades en las funciones ejecutivas, que son situadas en el lóbulo frontal. Asimismo, en algunas respuestas de las formadoras se plantean afirmaciones como las siguientes:
● “Las emociones son muy difíciles de diagnosticar”. Como se ve, el sujeto deja de serlo para convertirse en paciente-objeto sobre el que se interviene a todos los niveles. En definitiva, se efectúa un borramiento del sujeto como ser con entidad propia.

Otra de las cuestiones que aparecen en la documentación que se nos entrega es la siguiente:
● “Los factores que determinan el éxito académico: esfuerzo personal, capacidad intelectual, soporte familiar, nivel sociocultural y familiar”. En ningún caso se habla de los intereses de los niños, de sus motivaciones o simplemente de qué quieren o qué piensan.

● “Objetivos de la intervención: conseguir, como mínimo, el graduado en Eso”. Para ello nos dan lecciones de cómo hacer detección a través de la intervención, flexibilidad en las adaptaciones, ya sean específicas, ya sean de procedimientos.

En definitiva, se crea una alarma social a través de las conclusiones:

● trastornos muy frecuentes
● imprescindible la detección e intervención precoz
● tiene que haber protocolos claros que se apliquen a todos los niños afectados
● sin una atención adecuada el riesgo de fracaso escolar es muy alto, especialmente en los grupos más desfavorecidos.

Por lo tanto, ante tamaña situación, sólo cabe la medicación de un lado y, por otro, un entrenamiento de todos, todos hemos de entrenarnos: niños, familias, maestros, psicopedagogos, resumiendo, todos los que no sabemos nada de neurociencias. De todos modos, no hay que preocuparse, porque los que sí saben nos entrenarán o definirán quiénes lo harán (como veremos más adelante) y con qué protocolos lo harán.

LA DESAUTORIZACIÓN DEL SABER PEDAGÓGICO

Una de las propuestas exitosas que se nos anuncia es la de un proyecto denominado “El educador itinerante”. ¿Tendrá dicha itinerancia alguna cosa que ver con la itinerancia de los equipos que recibimos la formación? o ¿quizás sea una coincidencia?

Veamos qué es el proyecto “El Educador Itinerante”.

Se trata de un Soporte y Orientación al maestro de Educación Infantil y Primaria para el manejo de niños con TDAH o con comportamiento difícil en el aula”

La justificación de proyecto se basa en la detección de:

1. Niños afectados de:
● Problemas, TDAH +- trastornos asociados
● Dificultades en el Sistema Inhibitorio
● Riesgo de expulsión o de rechazo social

2. Maestros y profesores:
● Desgaste, desmoralización
● Necesidad de información
● Necesidad de estrategias “in situ”

3. Alumnos y compañeros:
● Distorsión en el aprendizaje
● Necesidad de un entorno favorable; límites
● Posibilidad de modelar conductas adecuadas

Se nos explica que se trata de un servicio gratuito a las escuelas y que necesita de subvención económica para su ejecución. Ante la pregunta se responde que la subvención proviene de fundaciones. En ningún momento se explicita qué fundaciones.

Tiene convenio de colaboración con la Facultad de Psicología de la U.B. La Universidad de Barcelona asigna estudiantes de último curso de psicología que participarán en el proyecto como “Educadores Itinerantes”.
Se inicia un proceso de formación exhaustiva con los estudiantes participantes sobre:TDAH y problemas asociados,estrategias y técnicas conductuales, estrategias cognitivas y la realidad de las aulas en el S. XXI.

El proyecto desarrolla varias fases a lo largo de un curso escolar en las que se toma contacto con los centros escolares, se asignan educadores itinerantes quienes llevarán a cabo su intervención en las aulas.
La intervención será del orden de:
Observación de la dinámica y funcionamiento de las distintas aulas (de 4 a 6 horas semanales),
Devolución de las observaciones a coordinadoras quienes finalmente harán la propuesta de intervención directa en las aulas.
Dentro de las aulas el educador-Itinerante lleva a cabo un Programa de
Modificación de Conducta para que el niño/a:

Adquiera los hábitos propios de la edad (ponerse la bata y colgar la cartera, sacar el material...).
Responda a las instrucciones del maestro/a en el momento en que se le pide (esté atento durante la instrucción, la cumpla sin entretenerse...).
Disminuya el número de interrupciones verbales durante las explicaciones del maestro/a
(interrumpir las explicaciones, hablar con el compañero...).
Inicie, realice y finalice las actividades propuestas.
Mantenga una buena postura durante las clases (sentado en la silla correctamente, sin levantarse, balancearse o caerse).
Estar atento durante las explicaciones (mirando al maestro/a, participando cuando se le pide...).
Planifique y organice la tarea y el material (ayudarlo en el uso de la agenda, orden de la carpeta,
pulcritud en las tareas...)

Los programas que se plantean pueden ser tanto individuales como grupales.
Paralelamente a la intervención del Educador-Itinerante dentro de las aulas, éste también puede intervenir en el marco escolar más general llevando a cabo distintas acciones:

Asesorar a los diferentes educadores que interactúan con el niño sobre las
dificultades que presenta y como trabajarlas.
Ayudar a modificar las conductas que no se dan en el aula (conflictos con los compañeros durante los momentos de transición, patios, cambios de aula...).
Colaborar en la elaboración y ejecución de adaptaciones concretas (en lo que refiere a aprendizajes y conducta).
Participar en reuniones o entrevistas (siempre bajo previo acuerdo con el
responsable psicológico o psicopedagógico del centro).2

Como vemos, el entrenamiento es intensivo, la modificación de conducta se impone en estos casos y es necesario que estos educadores asesoren, ayuden y colaboren con los profesionales de la educación que “supuestamente” ¿no pueden, no saben o no están entrenados para educar?
Dichos estudiantes de último curso de psicología, “bautizados” como educadores itinerantes, nos dirán qué hay que hacer y lo que hay que hacer. Es lo que acabamos de ver más arriba.
Llegados a este punto, como profesionales de la educación se nos imponen algunas preguntas, y también se imponen algunas respuestas desde la posición ética que corresponde a nuestra tarea, cada cual en la suya: docentes, psicopedagogos, logopedas, pedagogos, psicólogos, autoridades educativas … y también añadiríamos, familias.

¿Dónde está la “palabra” del niño y del adolescente?
¿Dónde están los sujetos convertidos nuevamente en pacientes, en enfermos, en afectados, en definitiva en “apestados” de la sociedad actual?
¿Volvemos a posicionar al niño en el lugar de objeto y no de sujeto de la educación?
¿De qué educación están hablando? Volvemos al control? Estamos olvidando el binomio: a mayor control, menos educación y a mayor educación, menos control.
Hay que posicionarse, hoy más que nunca, y decidir ¿de qué lado estamos?, ¿del lado del control o del lado de lo educativo?, ¿del lado del autoritarismo o del lado de la autoridad?
Es urgente, nos jugamos mucho en ello.


           
1.      1En la actualidad se desconocen las causas directas e inmediatas del trastorno por déficit de atención con hiperactividad. 
2.   "EXISTEN DIFERENTES TEORÍAS QUE INTENTAN EXPLICAR EL ORIGEN DEL TRASTORNO.              EXISTE UN CONSENSO MAYORITARIO EN ACEPTAR QUE ES UN TRASTORNO DE ORIGEN NEUROBIOLÓGICO Y MUY PROBABLEMENTE DE TRANSMISIÓN GENÉTICA." (web de la Fundación Adana)

La cursiva es cita de la web de la Fundación Adana

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