Conversamos con Mercè Anguera el 5 de mayo y escuchamos sus reflexiones sobre la educación, los niños y la profesión de maestra. También le preguntamos sobre su producción como autora de literatura para niños y jóvenes.
Shula. Eldar. - Lo importante es, entonces, creer que se puede cambiar…
Te quería preguntar, también, por tu actividad como escritora.
Libros para niños, has escritos unos cuantos, el último dirigido a
adolescentes.
Mercè Anguera - Yo soy una gran lectora
desde que era muy pequeña. El problema es atreverme a ser escritora. Di pasos
pequeños. Empecé a escribir para niños muy pequeños. Me cuesta escribir desde
el adulto, siento vergüenza y me cuesta y eso es lo que intento resolver.
S. E. – Han tenido buena acogida, y premios.
Patricia. Heffes. - ¿Cómo se
gestaron los libros?
M. A. - El tiempo de escribir es mucho más corto que el tiempo de gestación. Es a partir de cosas que ves, es difícil de explicar. No sale de una idea, de una historia. Sale de impresiones e ideas que toman sentido y normalmente salen de un personaje.Temas que te preocupan. Por ejemplo a mí me impresiona esta fase que vivimos de Gran hermano, como la idea de medicar como solución, que me parece propia del libro de Orwell. Quizás me salga de aquí algún personaje. La princesa invisible apareció alrededor de un curso en el que se hablaba de masculinidad y feminidad, de los estereotipos, los roles. Primero todo es un poco descontrolado, no es intencionado. Me surge un personaje y a partir del personaje sé quién es pero no lo que va a sucederle, hasta que me siento a escribir.
P. H. - La gestación de la idea del libro lleva bastante tiempo pero
luego…
M. A. - Cuando escribes y lo lees dices:
“esto es así o no es así” y reescribes hasta que en un momento dado sientes que sí, que eso es
lo que querías escribir, escrito tal como lo querías escribir. No sabes porqué pero sabes
que es así. Cuando lo lees luego piensas: “ Oh! ¡He escrito eso! No sabía que
podía articular eso de esa manera…” . También a veces las cosas van más allá y la cuestión es
colectiva. Mi padre se impresionó mucho porque en un libro
salía un personaje que era como su abuela y me decía que él no me había contado
nada de ella: “¿si no la conociste, cómo sabes tú?” Aunque él piense que no me lo
explicó, eso se ha transmitido y surge cuando se escribe.
P. H. - En el Grupo de Investigación hay una pregunta que nos ayuda a seguir
adelante. Es ¿cómo reintroducir la subjetividad en algunas prácticas? Es interesante
que tanto en la práctica pedagógica como en la escritura se plantea recuperar la
subjetividad, que en el momento actual tiende a borrarse…, también la escritura a veces se
hace muy automática y eso se ve bastante en la literatura para niños.
M. A. - Aquí hay una cuestión ideológica …no se trata de evangelizar sino de hablar de lo que se conoce de la subjetividad de otra persona desde tu subjetividad. A lo mejor yo trato de evangelizar, doy mi visión que es la mía, no la oficial. No sé.
P. H. - La literatura infantil
parece un poco lavada, pobre en transmisión.
S. E. - Quizás porque incluso la ideología es hoy una ideología que se
ha vaciado. Cualquier orientación ideológica limita, siempre termina estrechando
el horizonte pero hoy se ve esto en los libros para niños; quizás allí sale más a la luz
porque el mensaje es más directo y debe responder a una
inquietud del niño. Me parece interesante lo que decías antes de lo lavado. ¿Es porque se trata de evitar la
soledad, el desconcierto, el sufrimiento, todas esas cosas que realmente tienen tanto que ver
con lo infantil, llamémoslo así? El que está en contacto con la vivencia subjetiva del
niño sabe que no es una época tan feliz y no solo cuando un niño concreto tiene una
situación difícil sino porque tiene que resolver una serie de problemas, tiene que inventarse
la respuesta, los instrumentos y se encuentra con cosas que aparecen por primera vez
para él, que son experiencias totalmente nuevas.
M.A. – La felicidad infantil es un mito. El otro día un autor de libros
infantiles decía que él es un niño y que la infancia es un
paraíso. Yo sé que la infancia no es un paraíso y que un adulto no es un niño…No es verdad que la
infancia sea un paraíso, decir eso es una forma de minimizar el dolor de los niños, su
ser como personas. Cuando se dice a los niños cosas tan lavadas como las que se escuchan a
veces no los estás considerando como interlocutores.
S. E.- Lacan cita un verso de Baudelaire que habla del verde paraíso de los amores infantiles…
M. A. – Que, mas que un paraíso, puede ser
un pantano bestial que es posible arrastrar hasta los 60 años así que no sé. Me
da rabia. Este autor es muy locuaz y el fotógrafo que nos hacía el reportaje lo
situó en un columpio porque “es como un niño”. ¿Era la primera vez en su vida que
se columpiaba! De hecho es un adulto
angustiadísimo.
Creo que los niños reales están olvidados. Parece
que todo el mundo se preocupa mucho pero en realidad no es así. No se los
acompaña….no hay tiempo.
S. E. - Acercarse a lo que es infantil para un adulto es lo mas
difícil que hay, suele ser angustiante. Quizás de aquí esa pasión por prevenir.
M. A. – Sí, puede ser el último paso antes
de hacer análisis genéticos, es la otra cara de querer evitar el dolor, la incertidumbre, el
riesgo.
P. H. – Como si se intentara
evitar lo humano y eso hace que la distancia con el adulto se haga cada vez más grande
M. A.- Una distancia que es coartada para tener más distancia. Por
ejemplo, no todo es necesidad de un funcionamiento
colectivo, de hacer lo mismo que otros 30 en el mismo momento. Faltan espacios
de soledad que hay que dejar cada día. En la escuela hablamos de estas cosas…Como darles a los niños una vida de
niños.
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