Shula Eldar
¿Qué sería un mundo sin Freud? se preguntaba Stefan Zweig.1
La inclinación actual de la reflexión cultural va a contrario de
esta pregunta ya que lo que se plantea es: ¿cómo borrar el nombre de Freud?
Freud fue incómodo, desmontó ilusiones y desmintió “verdades”. A partir
de los años veinte dedicó parte de sus esfuerzos teóricos a lo que se ha
llamado: “temas sociológicos”. En estas
obras, cuya lectura nos sorprende una y otra vez por su actualidad, examinó los
lazos entre lo colectivo y la pulsión remarcando la antinomia que existe entre
las satisfacciones individuales y las exigencias de la vida en común.
En lugar de elevar los logros humanos a los altares Freud supo poner en entredicho los ideales de
progreso. “Las creaciones de los hombres
son frágiles, y la ciencia y la técnica que han edificada pueden también
emplearse también en su aniquilamiento.” 2, decía en: El
porvenir de una ilusión. Lacan compartió su desconfianza respecto a las
perfecciones de la civilización.
La civilización se construye
sobre una renuncia pulsional. Sobre ella
se basan y se sostienen las instituciones cuyo equilibrio se ve perturbado, al
igual que en el individuo, porque su
constancia está constantemente subvertida.
Encontramos esta antinomia central, que Lacan formuló en uno de sus
primeros seminarios de la siguiente manera: “…. la aportación de Freud
consistió en que el motor esencial del progreso humano, el motor de lo
patético, de lo conflictivo, de lo
fecundo, de lo creador de la vida humana es la lujuria…”. 3
Ella proviene de un dato de base: el hombre tiene un cuerpo. De ahí el
conflicto entre la sexualidad y la civilización, entre lo real del cuerpo y el
cuerpo que se introduce en un funcionamiento simbólico, el cuerpo como máquina.
Es ante este cuerpo tomado como máquina que se posicionan la ciencia, la
medicina y la psicología actual. Pretenden montarlo y desmontarlo, tratarlo
como un conjunto de piezas, reparar las fallidas, etc.
“Es absolutamente extraño estar localizado en un cuerpo y esta
extrañeza no sería posible minimizarla…jactándonos de haber reinventado la
unidad humana…” 4
Referencias
1 – Serge Cottet. Freud et son actualité dans le malaise dans la
civilization. En: L’inconsciente de papa et le nôtre. Editions Michèle.
2012. P. 13
2 – Sigmund Freud. El porvenir
de una ilusión. Obras completas. Amorrortu, 1975. Tomo XXI, p.6.
3 – Jacques Lacan. Seminario II. El yo en la teoría de Freud y en la
técnica psicoanalítica. Paidós, 1983. P. 104.
4 – Jacques Lacan. Seminario II. El yo en la teoría de Freud y en la
técnica psicoanalítica. Paidós,1983. P. 116.
Vale la pena en los tiempos que corren releer los textos llamados “sociológicos” de Freud. Se pueden obtener una serie ideas con las cuales intentar entender la actualidad. "El porvenir de una ilusión" de 1927, que precede dos años a "El malestar en la cultura"; condensa en su primer capítulo algunas de esas ideas. Freud inicia el texto con una pregunta indudablemente muy actual: ¿cómo entender la civilización en la que se vive?
ResponderEliminarPor otra parte, la frase de Freud “la época actual quizás merezca nuestro particular interés”, no sólo resuena de actualidad, sino que resulta una indicación. La práctica del psicoanálisis no puede estar ajena a la actualidad, puesto que en cada época está implicado un sujeto, siempre articulado en un discurso. Y eso tiene efectos en la sociedad. Tal como lo enseña J.Lacan, para entender lo que ocurre en la época que nos ha tocado vivir, hay que saber cuál es el modo de goce de esa civilización, tanto como interpretar la relación de cada uno con la pulsión.