domingo, 28 de octubre de 2012

El psicoanálisis “en exclusión interna a la cultura”


                                                                                                     Shula Eldar

Cuando “una satisfacción irrestricta de todas las necesidades quiere ser admitida como la regla de vida más tentadora…” 1,  se hace urgente situar la posición del psicoanálisis ante los síntomas del mundo en el cual nos toca vivir.
En ocasión del 150 aniversario del nacimiento de Freud, Serge Cottet 2 hablaba, en la Sede de la Unesco en París sobre la actualidad del análisis del malestar en la cultura. El comienzo de su discurso: “Que Freud reciba aquí una consagración internacional…” 3, recuerda a otro que Lacan pronunciara 50 años antes en Viena. Se proponía conmover las defensas contra el psicoanálisis; es decir, apuntaba a la renegación de la Cosa freudiana precisamente en el lugar mismo donde éste había nacido tomando a su cargo el retorno al sentido de la obra de Freud. 4

El psicoanálisis fue atacado en la época de Freud y no ha dejado de ser atacado hasta hoy. Desde diversos flancos y con poca sutileza se tira al blanco a su orientación humanitaria considerándola enemiga de la razón científica. O, mejor dicho, de un organicismo mecanicista  que quiere descollar en la carrera hacia la conquista del cerebro.
Pero, no es ciencia todo lo que reluce. “Después de todo, no es porque se comprenda el funcionamiento de cada átomo tomado separadamente que se comprende el funcionamiento de un ser humano…” señala  Cedric Villani 5, eminente matemático.
Cuando la razón científica se aplica al sujeto de manera descarnada se convierte en una ideología, en una concepción del mundo. Cuando, además, se pone al servicio  de intereses, de maniobras políticas, actúa de manera infame subordinando el deseo a los fines del lucro.
Freud había enumerado algunos métodos de “evitación del displacer” 6: “influir sobre el propio organismo”7, la intoxicación, - a la que atribuyó ser el “más tosco” de los métodos -. 8 Agreguemos los objetos de consumo que funcionan como señuelos vacíos de contenido.
El mensaje freudiano es otra cosa. No se trata de consolar sino de apuntar al provecho oscuro que el sujeto saca de su propio malestar. 9
Es en este campo donde se juega la partida de la acción analítica, en el campo de los modos de goce: de las pulsiones y sus renuncias, de las ilusiones del amor al prójimo, de la hostilidad que es germen de todas las segregaciones.
Si debemos hacer perdurar el mensaje freudiano es sosteniendo su lugar: “en exclusión interna a la cultura”. 10


          Referencias:
1   - Sigmund Freud. El malestar en la cultura. Obras completas. Amorrortu. Tomo XXI, P. 77.
2   - Serge Cottet. Freud et son actualité dans le malaise dans la civilisation. En: L’inconscient de papa et le nôtre. Editions Michèle. P.13-31.
3    - Serge Cottet. Op. cit., p. 13.
4   - Jacques Lacan. La cosa freudiana o el sentido del retorno a Freud en psiconálisis. En: Escritos 1. Siglo XXI. P. 384.
5    - Cédric Villani. Theorème vivant. Grasset.  P. 26-27.   
6    - Sigmund Freud. Op. cit., p. 77.
7    - Sigmund Freud. Op. cit., p.77.
8    - Sigmund Freud . Op.cit., p.77.
9    - Serge Cottet. Op. cit., p. 16.
10 - Serge Cottet. Op. cit., p. 18.                                                                          

1 comentario:

  1. "...apuntar al provecho oscuro que el sujeto saca de su propio malestar...", es un excelente modo de decir la misión de los psicoanalistas en la civilización que le toca vivir. En ocasiones, la ciencia obnubila con sus gestos soberbios y convierte en ciego, sordo y mudo a quien debe interrogarla. Hay que estar alerta:es al psicoanálisis al que le toca cuestionar a la ciencia y no al revés, tal como lo dice S.Cottet en el artículo citado por Shula Eldar.

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