domingo, 24 de noviembre de 2013

De un clásico muy actual

Los "Ensayos" de Michel de Montaigne no deberían necesitar presentación. Pero, nuestra época no tiene amistad con los clásicos. De modo que el fragmento que envía Montserrat Rodríguez Garzo permite acercarnos a este pensador del siglo XVI que "se pinta a sí mismo... con sencillez, de manera natural y sin artificio" haciéndose él mismo "materia de su libro"

                                                     
(...) entiendo que nuestro mal pedantesco proviene de la desacertada manera como nos consagramos a la ciencia y del modo como recibimos la instrucción, según las cuales no es maravilla que ni escolares ni maestros tengan mayor habilidad, aunque se hagan más doctos. Los sacrificios y cuidados de nuestros padres no se dirigen sino a amueblarnos la cabeza de ciencia; de juicio y de virtud, contadas nuevas. Decid al pueblo de uno que pasa por la calle: «¡Ved ahí un hombre sabio!» Y de otro: «¡Ved ahí un hombre bueno!» Ni uno solo dejará de mirar con respeto al primero; mas precisarla un tercero que gritase: «¡Oh, las cabezas de mampostería!» Más nos interesa informarnos de si una persona sabe latín o griego, o de si escribe en verso o en prosa, que de si la instrucción la ha hecho mejor y más avisada; esto era lo principal, y lo convertimos sin embargo en lo secundario. Valiera más informarse de quién es el que sabe mejor, no del que sabe más (...) Acaso se hallará la razón de lo inútil que nos es la ciencia en que sólo la cultivan entre nosotros aquellos que pretenden sacarla provecho, a excepción de los pocos que habiendo tenido la fortuna de nacer en un medio más elevado, por afición se muestran inclinados al saber. Y como éstos la abandonan pronto para ejercer profesiones que nada tienen que ver con los libros, generalmente sólo quedan como científicos las gentes sin fortuna que buscan con el estudio una manera de vivir; y siendo el alma de estas gentes así por naturaleza como por situación social de la extracción más baja, no sacan del estudio sino un fruto mezquino, pues éste no ilumina el espíritu que carece de luces, ni sirve tampoco para alumbrar a los ciegos; consiste su misión, no en procurar la vista, sino en dirigirla y ordenarla bien, siempre y cuando que ésta disponga de pies y piernas sanas y bien derechas. La ciencia es un buen medicamento, pero no hay ningún remedio suficientemente eficaz para librarla del vicio que la comunica, el vaso que la contiene. 

Trabajamos únicamente para llenar la memoria, y dejamos vacíos conciencia y entendimiento (...)" 

Montaigne, M. Del pedantismo, libro I, c xxiv. Ensayos de Montaigne seguidos de todas sus cartas conocidas hasta el día, París, Casa Editorial Garnier Hermanos, 1912, 2 vol.
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2 comentarios:

  1. Es interesante que introduzcan estos textos de referencia, se agradece

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